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Quehaceres (May-June 1984), May 1984, p. 4

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Quehaceres lel" Giario| La realidad de la mujer obrera El mundo sindical frente ala — doble explotacién de las mujeres Hasta el surgimiento del CIPAF —y lo decimos sin falsas y subjetivas pretensiones— el campo de los es- tudios sobre la mujer era un terreno estéril. Apenas algunos _ estudios, determinados por otras prioridades, que si bien la tomaban como objeto no fueron realizado, salvo excepciones, desde la déptica de las mujeres mismas. La comprension de esta situacién y de la necesidad de superarla esta en el origen mismo del CIPAF. Una com- prension complementada por la cer- tidumbre de que el quehacer inves- tigativo no tendria sentido sino se acompanaba de la voluntad de conver- tir el conocimiento en elemento tras- cendente de la organizacion y la accion. El estudio sobre ‘‘Fuerza Laboral _ Femenina en Republica “Dominicana’’ fue el primer gran reto del centro. E;scasas de recursos, sin la experiencia que deviene de la praxis, las mujeres del CIPAF pusieron empero todas sus capacidades en tensidn y se decidieron, con toda la fuerza que surge del com- promiso de la militancia, a abordar una tarea que: para muchos _ resultaba irrealizable. A tres afios de distancias, la semilla ha comenzado a germinar. Terminada la investigacién sobre ‘Fuerza Laboral Femenina’’, sus resultados han comenzado a ser de vueltos a aquellas que: son las pro- tagonistas de su propia historia. gComo devolver el conocimiento? Previo a la conclusion del estudio, el CIPAF fue detectando los datos mas resaltantes de todos los acumulados al tiempo que identificaba otras dreas correlacionadas con la tematica inicial- mente no incluidas. Una derivacién importante de esta constatacién e identificacién lo fue el estudio de la Seccién de Mujeres y Menores de la Secretaria de Trabajo, cuyos. resultados se explican en otro articulo de esta edicidn. Algo que se puso muy prontamente en evidencia fue el muy alto porcentaje de obreras encuestadas que desco- nocian la existencia del Cédigo de Trabajo y, l6gicamente, de las leyes contenidas en este Cédigo que las con- ciernen en su condicién de mujeres trabajadoras. i A partir de ésto se elaboré una monografia con el titulo de “‘Capitalis- mo y Patriarcado. La Mujer en el Codigo de Trabajo’, ampliamente difundida entre las organizaciones sin- diclaes de base y utilizada por varias de las centrales obreras en sus pro- gramas de capacitacion. Del mismo modo, el CIPAF celebré durante 1982 tres ciclos de talleres bajo el tema de ‘“‘Mujer y Trabajo’; con la participacién de obreras de las zonas francas de Santiago y San Pedro de Macoris y de obreras laborando en el sector industrial de Herrera. Cada uno de estos talleres fue una revelacion para el equipo de investi- gacidn del CIPAF. Donde podia presuponerse una conciencia dormida se encontraba siempre algo mas que la - intuicidn de la explotacién y la opresion. Los testimonios de las obreras, su extraordinaria capacidad para familiarizarse y dominar las realidades sentidas, aunque no siempre verbalizadas, fueron uno de los gran- des alicientes para un trabajo que en- contr6 innumeros escollos en su de- sarrollo. | Este trabajo constante se desarrollé parejamente al procesamiento de los datos del estudio. Ya en posesién de toda la informacioén, el CIPAF inici6é su campania de divulgacién de los mis- mos. La primera jornada Hemos de ser francas: cuando deter- minamos realizar la primera campajfia de divulgacién de los resultados de ‘Fuerza Laboral’’ convocado al sector obrero organizado, lo hicimos con al- gunas dudas sobre su pleno éxito. Marginada socialmente, la mujer no ha sido nunca (o lo ha sido muy es- L4 casamente) un grupo inscrito entre las prioridades politicas del pais, inclu- yendo los sectores progresistas. El peso de la ideologia patriarcal permea la pertencia clasista y provoca, como en el caso particular de las mujeres trabajadoras, una relativa subesti- macion de sus potencialidades de luc y organizativas. 7 ; Habia, empero, que poner a prueba nuestra propia coherencia y la ajena. Y el dia 12 de abril hicimos nuestra primera experiencia. La respuesta de las cinco centrales :sindicales, de la Coordinacién Femenina Sindical y de numerosos sindicatos que agrupan mayormente a mujeres, expresada en la asistencia masiva al evento, comen- z6 a enriquecer nuestras perspectivas y nuestra confianza. Durante todo un dia, las mujeres del CIPAF y los hombres y mujeres di- rigentes sindicales discutimos los datos del estudio abandonando la frial- dad de la exposicién doctoral para hablar francamente sobre la realidad expresada por los porcentajes. Al establecer las prioridades de la divulgacion, el equipo de investigacién del CIPAF asumidé la necesidad de poner el énfasis en aquellos datos que revelaban de manera mas dramatica las razones de la desmovilizacién de la mujer en tanto que trabajadora. Una cosa habia quedado clara desde el principio: las mujeres obreras estan normadas por un sentimiento de tran- sitoriedad en su condicién de traba-' jadoras que gravita negativamente en su autopercepcion como proletarias y, logicamente, en la adquisicién de una conciencia clasista. Los datos aportados por la com- | panera Magaly Pineda son contunden- | tes al respecto: un 33% de las obreras encuestadas durante el estudio ha recibido entrenamiento en oficios tales como reposteria, peluqueria, ceramica, mecanografia y archivo. Entrenamiento inutil, en términos sociales, si se tiene en cuenta que un 62% de ese total no ha obtenido jamas beneficios de este entrenamiento, lo que indudablemente contribuye a la acumulacién de frustraciones en el | plano personal. Ademas, y como lo sefialara Magaly, la busqueda de «otras . opciones se trasmuta en una visién diferente sobre ellas mismas; sus alternativas re- producen los patrones culturales asig- nados,a la mujer, constituyéndose en “reforzadores del bloqueo a la mujer para. acceder a areas de la produccién de mayor responsabilidad y tecnifi- cacion. Es esta desvinculacién subjetiva de la mujer de su realidad clasista una de las razones que explicarian, entre muchas otras, su débil interés por la organizacion sindical.. La investigacion sobre ‘Fuerza Laboral Femenina’”’ puso de relieve que en el 60% de las empresas que concen- tran mujeres no existen sindicatos y que en el 40% donde los hay, sdlo un 27% de las obreras estan afiliadas a los mismos; afiliacién, por demas, que en modo alguno supone participacién ac- tiva en la toma de decisiones de la colectividad obrera ni en las luchas que ésta desarrolla. Esto se entronca con el descono- cimiento ya mencionado de la existen- cia de leyes laborales afectando a casi el 90% del universo encuestado, entre éste un 12.5% de las obreras con fi- liacién sindical. Pero la trabajadora es también mujer. Su sdla condicién de explotada, su vivencia cotidiana de esta explo- tacién, no opera necesariamente como detonante de la conciencia al margen de las condiciones reales de existencia genérica. Entre las circunstancias mencio- ,nadas por las obreras como barreras a su intégracién sindical estan todas aquellas asociadas al cumplimiento de la doble jornada, factores descuidados por los sindicatos al momento de planear y desarrollar sus actividades. Para completar el cuadro general de los factores que inciden en la des- movilizacion de las trabajadoras, esta también la gran historia de represién patronal frente a los intentos orga- nizativos de la clase. Al respecto, la investigacién sobre ‘Fuerza Laboral Femenina en Republica Dominicana’’ determind que en un 60.46% de los casos en que se in- tent6 la organizacién de su sindicato . hubo despido de los gestores; en un 18.60% se produjeron cancelaciones masivas y en un 6.97% la empresa des- continuo la produccidén. No resulta entonces incongruente la justificacién que, en un 20.54%, las obreras dieran a la inexistencia de la organizacion clasista. Para este por- centaje, los trabajadores (incluidas ellas mismas) no estan interesados en esta actividad. Si a esto unimos el 28.08% que evadié dar respuesta, se puede obtener un cuadro preciso del estado de animo de las obreras frente a _la posibilidad, futura o presente, de la organizacion reivindicativa. No obstante, el CIPAF pudo detec- tar la conciencia en las mujeres de la importancia en perspectiva de la sin- dicalizacién. Para ellas, (48.26%) un instrumento de este tipo podria lograr “mejores condiciones de _ trabajo’. Esta respuesta es particularmente sig- nificativa y, nos remite a la compren- sion de los niveles de degradacién en que trabajan las obreras. Fue experiencia del equipo de inves- tigacion, y asi lo sefialé la compafiera Quintina Reyes, el oir de labios de las trabajadoras relatos que parecen ex- traidos de la época inicial del capitalis- mo. Las presiones emocionales y fi- sicas que se ejercen sobre las traba- (Pasa a la siguiente)

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