I del Encuentre cont les y W instituciones progresistas para realizar algunas acti- \ uidades previas y para la propia preparacton. Como resultado de ello se logré cierta difusién al evento, limitada al no contarse con los recursos suficientes En Lima, se organizaron mesas redondas. Des- pués de largas décadas se empezaba nuevamente a de- batir de manera abierta y explicita el problema de las nacionalidades y minortas nacionales. Estas mesas re- dondas, junto con otras, se repitieron en Cusco, con asistencia muy numerosa, y un hecho resaltante: en- tre el publico estdbamos presentes ya los propios cam- pesinos y pobladores que veniamos a discutir el pro- blema que nos atafe. El Encuentro tenia justamente ese cardcter: reu- nir en un primer momento a integrantes de nacionali- dades y minortas nacionales, juntar a compaiieros de diversos puntos del pats, para empezar a discutir e in- tercambiar informes. Para retomar unas palabras de Mariategui, el evento era en si mismo “la afirmacion de la voluntad de la raza para formular sus reivindica- ciones”. No se llegé al Encuentro a consagrar defini- tivamente tesis programdticas ni a sentar dogmas. Principalmente, se vino a elaborar una plataforma de ZN lucha que integrara los intereses comunes, a aprobar un plan de accién para llegar a un Primer Congreso dentro dentro de un atio, y para nombrar organismos encargados justamente de canalizar lo que es atin una aspiracion, un Sentimiento, que, en ese Congreso, pue- lac enun gran